Todo para Bebe: Consejos de seguridad infantil en la cocina

domingo, 23 de mayo de 2010 |

Todo para Bebe: Consejos de seguridad infantil en la cocina


Consejos de seguridad infantil en la cocina

Posted: 23 May 2010 08:00 AM PDT

cocina

La cocina es una de las partes de la casa, junto con el baño, que mayor riesgo supone para los niños. En ella se producen el 70 por ciento de los accidentes que ocurren en el hogar.

Los accidentes domésticos son la primera causa de mortalidad infantil, así que cualquier precaución es poca para que nuestros hijos estén seguros en casa. Si tomamos las medidas adecuadas, la mayoría de ellos se pueden evitar.

Tenemos que estar con mil ojos cuando hay niños en la cocina y debemos tener siempre en cuenta algunos consejos de seguridad infantil para evitar accidentes en la cocina.

  • Nunca dejar a los niños solos en la cocina y mucho menos si está el horno encendido.
  • Guardar los artículos de limpieza en lugares altos y si es posible con puertas que estén trabadas. No guardarlos debajo del fregadero y en ningún caso colocar productos peligrosos en recipientes alimenticios.
  • Colocar tapas de seguridad en los enchufes.
  • Mantener lejos del alcance de los niños cuchillos, tijeras, cerillas, encendedores, bolsas de plástico, pinchos, o cualquier elemento peligroso. Lejos del alcance significa que tampoco puedan alcanzarlos si se suben a un taburete o a una silla.
  • Nunca dejar ollas o cazos calientes o pesados cerca del borde de la mesada.
  • El cubo de basura debe estar fuera del alcance de los niños en un sitio donde no lo puedan abrir.
  • Utilizar los fuegos de la parte posterior de la encimera y girar siempre hacia dentro las asas de sartenes y ollas para evitar que puedan alcanzarlas.
  • Si la cocina es a gas, cerrar siempre la llave de paso de gas después de cocinar.
  • Colocar bloqueadores de puertas y cajones para evitar que el niño pueda abrirlos.
  • Desenchufar los electrodomésticos cuando no estén en uso. Una batidora, una trituradora, una tostadora, una cafetera, un exprimidor… cualquiera de estos artefactos puede causar graves accidentes si el niño los pone en marcha sin vigilancia.
  • Al servir la comida, colocar la fuente caliente en el centro de la mesa, donde el niño no pueda llegar, y si puede llegar directamente no colocarla en la mesa.
  • Nunca dejar al bebé en el suelo de la cocina ni tenerlo en brazos mientras estás cocinando.

Foto | madgerly en Flickr
En Bebés y más | Avisos de seguridad para casas con niños, Bitrex, seguridad contra envenenamientos en los niños, Web para prevenir accidentes en casa


Los bebés amamantados tienen menos fiebre después de la vacunación

Posted: 23 May 2010 04:00 AM PDT

lactancia-materna

Cuando vacunamos a nuestro bebé siempre nos adiverten que puede tener fiebre en las horas posteriores como reacción a la vacuna. Un estudio publicado al respecto en la revista Pediatrics ha demostrado que los bebés amamantados tienen menos fiebre después de la vacunación que los que reciben lactancia mixta o artificial.

La inmunización de la vacuna actúa como una enfermedad leve, es por eso que muchos niños tienen unas décimas de fiebre y pérdida de apetito después se der vacunados. La fiebre alta es poco frecuente, sólo la padecen entre un 1 y un 2 por ciento de los bebés.

Lo que los científicos pudieron comprobar es que los bebés alimentados exclusivamente con leche materna están más protegidos frente a la fiebre después de la vacunación.

Para ello hicieron un seguimiento a 450 bebés que fueron vacunados a los 3 y 6 meses de la primera y la segunda dosis de una combinación de vacunas (contra la difteria, el tétanos, la tos convulsa, la hepatitis B, la polio, la Haemophilus influenzae tipo B y la infección neumocócica).

Se les controló la fiebre el día de que fueron vacunados y durante los siguientes tres días. Se dieron cuenta que los bebés alimentados con leche materna responden distinto a las vacunas que los bebés alimentados con leche de fórmula pues la leche materna reduciría la producción de proteínas inflamatorias que se liberan luego de la vacunación.

Entre los bebés que tuvieron más de 38 grados después de ser vacunados, un 53% eran alimentados sólo con leche de fórmula, un 31 % con lactancia mixta y un 25% con lactancia materna exclusiva.

El riesgo de tener fiebre en el grupo con lactancia exclusiva fue un 54 por ciento menor que en el grupo alimentado con biberón y, en el caso de la lactancia parcial, la disminución del riesgo fue del 42 por ciento.

Según los investigadores de la Universidad de Nápoles, los bebés amamantados no sólo están protegidos frente a la reacción de las vacunas por las características nutricionales de la leche materna sino también por el efecto protector, la tranquilidad y el bienestar que les aporta la lactancia materna.

Es curiosa la relación entre la alimentación del bebé y la respuesta del sistema inmune a las vacunas. Nunca me lo había planteado, pero no sé si por casualidad o por causalidad ninguna de mis tres hijas alimentadas exclusivamente con leche materna tuvo nunca fiebre después de las vacunas.

En vuestro caso, ¿vuestros bebé han tenido fiebre después de la vacunación?¿Qué tipo de alimenatción recibían en ese momento?

Vía | MedLine
Foto | christyscherrer en Flickr
Más información | Pediatrics


Verduras, agua y nitratos

Posted: 23 May 2010 01:00 AM PDT

nitratos

Reconozco que hasta no hace mucho no me había preocupado por los nitratos en la alimentación, hasta que profundicé en el tema de las verduras no recomendadas para los bebés antes de los 12 meses. Veamos qué son los nitratos y cuáles son sus posibles riesgos para la salud.

Los nitratos son compuestos presentes en el medio ambiente de forma natural como consecuencia del ciclo del nitrógeno, pero que puede ser alterado por diversas actividades agrícolas e industriales. En ocasiones son usados en agricultura como fertilizantes.

También se emplean en el procesado de alimentos como aditivo alimentario autorizado. Por ejemplo, algunas sales de nitrato y nitrito se usan como aditivos, especialmente conservantes en productos cárnicos.

Están ampliamente distribuidos en los alimentos, siendo la principal fuente de exposición humana a nitratos el consumo de verduras y hortalizas, y en menor medida, el agua, que acumula fácilmente los nitratos que no absorbe el suelo, y otros alimentos.

El nitrato en sí es relativamente poco tóxico, viniendo su toxicidad determinada por su conversión a nitrito. El nitrato puede transformarse en nitrito por reducción bacteriana tanto en los alimentos (durante el procesado y el almacenamiento), como en el propio organismo (en la saliva y el tracto gastrointestinal).

Factores que influyen en la contaminación por nitratos de las hortalizas

Hay varios factores que influyen en la contaminación por nitratos de las hortalizas, y uno de ellos es la especie de hortaliza. Por ejemplo las frutas, los tomates, las coliflores o las judías verdes acumulan de por sí muy poco nitrato en su masa vegetal.

Por el contrario, otras especies de vegetales acumulan los nitratos en sus partes verdes: lechugas, espinacas, acelgas… generalmente presentando mayores concentraciones de nitratos. Otras verduras que los acumulan son la remolacha roja, el nabo o las zanahorias.

La Unión Europea ha reglamentado en especies como la lechuga y las espinacas, así como en los alimentos infantiles, el límite máximo de nitratos que pueden contener al momento de comercializarse en las distintas estaciones del año.

También pueden influir la mezcla de líquidos de orina y excremento de los animales domésticos por malas prácticas ganaderas o agrícolas (los residuos orgánicos humanos y animales son la principal fuente de nitrógeno y el fertilizante tradicional para las plantas), los residuos industriales y el pésimo manejo de la basura. Todo ello contribuye en gran medida al enriquecimiento de las aguas con nitratos, causando desequilibrios ecológicos.

Otras prácticas agrícolas inadecuadas, como el desarrollo de una agricultura intensiva y centrada en el monocultivo lleva a un abuso de fertilizantes inorgánicos. El agricultor, para obtener el máximo rendimiento de sus cosechas hace un uso indiscriminado y sistemático de abonos nitrogenados de origen químico, que al hinchar los cultivos con gran cantidad de agua, aumentan su peso y con ello la producción, pero en detrimento de su calidad e inocuidad.

Otro factor decisivo de la acumulación de nitratos en verduras y hortalizas lo constituye el invernadero. Con este sistema, debido a la falta directa de luz solar, los cultivos no metabolizan correctamente el abonado con nitratos. Por lo general, el uso de invernadero dobla o triplica la acumulación de nitrato.

La agricultura ecológica evita todos estos factores de riesgo, ofreciendo productos más saludables aunque, por contrapartida, algo más caros.

Nitratos

Riesgos del exceso de nitratos

Para producir intoxicaciones en animales o personas adultas se necesita una dosis alta de nitratos-nitiritos. Sien embargo, en niños y sobre todo en bebés serían suficientes cantidades mínimas para desencadenar trastornos graves.

En los primeros meses de vida, el estómago del bebé todavía no produce gran cantidad de ácido, lo que favorece el asentamiento de bacterias en el intestino. Dichas bacterias pueden transformar directamente en nitritos los nitratos ingeridos.

Como los bebés durante los primeros meses de vida poseen un tipo especial de hemoglobina (hemoglobina fetal) que se transforma fácilmente en metahemoglobina, cuando el nitrito penetra en el sistema circulatorio se produce esta transformación, lo cual conduce a síntomas de asfixia y a azulamiento de labios del bebé con graves consecuencias.

Por otra parte, estudios epidermiológicos han correlacionado positivamente zonas agrícolas de alto uso de fertilizantes nitrogenados con incidencia de cáncer (nasofáríngeo, esofágico y gástrico).

Y sólo nos estamos centrando en los riesgos del exceso de nitratos para la salud, pero el medio ambiente también se ve afectado negativamente y ve amenazado el equilibrio en tierra, mar y aire.

Existen algunos consejos para mitigar los efectos o la presencia de los nitratos en los alimentos, sobre los que volveremos próximamente.

Pero no deja de producir cierta inquietud saber que estamos expuestos a estos riesgos, especialmente los pequeños de la familia o aquellos que llevan una dieta vegetariana. Tal vez la cuestión sea no abusar de un determinado tipo o tipos de alimento para evitar la acumulación de nitratos.

Después de todos estos datos, lo lógico es que las autoridades hayan regulado el nivel de nitratos en alimentos y agua, y así se establece en la Unidad Europea, por lo que en principio en este ámbito las verduras comercializadas no deberían sobrepasar los límites adecuados.

Más información | Consumer, AESAN, OCU
Foto | Eric Hamiter en Flickr
En Bebés y más | Miel, espinaca y remolacha, prohibidas para menores de un año, Introducir nuevos alimentos antes de tiempo, Verduras y hortalizas en la alimentación infantil, El agua corriente para niños


La imaginación para calmar el dolor gastrointestinal

Posted: 22 May 2010 11:32 PM PDT

Imaginacion

El dolor es una de nuestras mayores preocupaciones como padres, desde que el bebé nace y no nos puede expresar con palabras si le duele algo hasta que crecen y a pesar de explicarnos dónde les hace daño no podemos ayudarles. Tal vez la solución al dolor, en algunos casos, sea tan sencilla como echarle imaginación.

Un equipo de científicos de las universidades de Duke y Carolina del Norte en Estados Unidos demostraron que el uso de la imaginación alivia las molestias gastrointestinales funcionales (las ocasionadas sin que existan evidencias de que hay un trastorno) de los más pequeños.

En esta técnica, denominada “de imaginación guiada”, se utiliza una grabación de una guía verbal para que los pacientes tengan una experiencia específica determinada con efectos beneficiosos sobre su conducta.

Un ejemplo que se destaca en el estudio muestra cómo el cuerpo puede responder a lo que la mente imagina. ¿No habéis salivado alguna vez pensando en alguna comida?

El trabajo se llevó a cabo gracias a la participación de 34 niños de entre 6 y 15 años a los que se les indicó el tratamiento convencional para las molestias gastrointestinales durante dos meses. No obstante, 19 de ellos siguieron durante ocho semanas con la técnica de la imaginación guiada.

Los resultados muestran que la técnica es entre dos y tres veces más eficaz a la hora de reducir el dolor que los cuidados clásicos, aparte de que a los niños les encantaba la experiencia (y ahí radica su éxito, a mi parecer).

Mientras que un 73% de los niños asignados a la nueva terapia reconoció que sus dolores de barriga se habían reducido a la mitad, esta cifra sólo alcanzó al 26% de los que siguieron la terapia convencional.

Además, los beneficios de esta técnica parecen alargarse en el tiempo, y podría ser beneficiosa a largo plazo, pues los efectos positivos persistieron en el 62% de los menores al medio año de haberse realizado el tratamiento.

Sin duda es una noticia muy positiva de la que esperamos seguir obteniendo más datos, pues, aparte de que una gran parte de las consultas pediátricas a partir de los 5 años se deben a molestias gastrointestinales recurrentes, se trata de una técnica fácil de aplicar en casa y sin apenas coste.

Antes de iniciar este tratamiento se enseñaba a los padres y a los hijos en la clínica su manejo. Pero imagino que algo bastante sencillo, al estilo de “Cierra los ojos e imagina…”. Un ejercicio de relajación.

Tan solo con que los niños escucharan con frecuencia los CDs, los síntomas de dolor gastrointestinal mejoraban. Imaginación, relajación y atención, unas buenas terapias.

Vía | Sociedad Española del Dolor
Foto | Alyssa L. Miller en Flickr
En Bebés y más | Le duele la barriga, Calmar el dolor del recién nacido


¿Qué críticas pueden llegar a hacer los pediatras hacia la lactancia prolongada? (I)

Posted: 22 May 2010 09:00 PM PDT

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Hace unos días hablamos de los resultados de una encuesta realizada a 155 madres que daban el pecho de manera prolongada. En la entrada explicamos que los profesionales de la salud realizaban, en ocasiones, críticas a algunas madres, pese a ser conscientes (o no), de que el mejor alimento para los bebés es la leche materna y pese a la recomendación de la OMS y de la AEPED de amamantar hasta al menos los dos años de edad.

Ante el número de críticas que se pudieron ver en la encuesta (las comadronas apoyaron en 123 ocasiones y criticaron en 20, los pediatras apoyaron en 125 ocasiones y criticaron en 56, las enfermeras apoyaron en 106 ocasiones y criticaron en 70 y los médicos de familia y ginecólogos apoyaron en 101 ocasiones y criticaron en 52), se realizó una segunda encuesta para conocer qué tipo de críticas habían recibido dichas madres.

Hoy hablaremos de las críticas o de los “no apoyos” que provenían de los pediatras. En algunas ocasiones eran del mismo pediatra asignado al bebé y en otras de pediatras suplentes (la mamá declaraba que con su pediatra muy bien, pero que le había tocado alguna vez otro que no tan bien) o bien de pediatras visitados en el servicio de urgencias del hospital (y viceversa, ya que en ocasiones eran los suplentes o los de urgencias los que apoyaban cuando el pediatra asignado emitía críticas).

“No debes tener leche, dale biberón”

Es cierto que, del mismo modo que hay mujeres invidentes, sordomudas o con alguna carencia, debe haber mujeres que no tienen leche realmente. Sin embargo, como no es lo más probable, el hecho de que un niño no esté ganando suficiente peso no tiene por qué ser que la madre no tenga leche, ni mucho menos.

Antes de emitir dicho diagnóstico y ofrecer dicha solución, es preferible tratar de solucionar el problema que hace que un bebé no gane suficiente peso, que suele ser, en la mayoría de ocasiones, una mala posición a la hora de mamar, algún tipo de dificultad en la boca del bebé (que tenga frenillo lingual, retrognatia,...) o que el bebé esté mamando siguiendo algún horario del tipo “10 minutos en cada pecho cada 3 horas”, que hace que algunos bebés no tomen suficiente alimento.

“Dar el pecho es cosa de gitanas”

Dar el pecho es barato, tanto, que es gratis. Además, supone un contacto muy continuado con el bebé que no todas las madres están dispuestas a mantener y por esta razón, muchos años atrás, se echaba mano de las nodrizas para amamantar a los bebés de clases sociales bien posicionadas.

Con la llegada de la leche artificial y gracias a slogans que hablaban maravillas de ellas, las parejas que podían permitírselo compraban leche artificial, quedando relegada la leche materna a aquellas madres que, simplemente, no tenían con qué comprar leche de fórmula. Esto hizo que la frase “dar el pecho es cosa de gitanas” se hiciera conocida y se empleara a menudo de un modo despectivo hacia la leche materna y poco respetuoso con las mujeres de etnia gitana.

En la actualidad, al haber más información acerca de la leche materna y gracias al apoyo de la OMS, de Unicef, de la Asociación Española de Pediatría y otras y del trabajo de miles de profesionales de la salud que tratan de preservar la salud física y emocional de los bebés y niños con el amamantamiento, hay cada vez más madres que están optando por dar el pecho a sus hijos.

Curiosamente, se está asociando el hecho de dar el pecho con la cantidad y la calidad de la información que una madre tenga y se observa que las madres que más curiosidad y más información reclaman son las que tienen más estudios. Dicho de otro modo, las mujeres que podrían pagar la leche artificial sin ningún problema son las que tienen mejores tasas de lactancia materna.

Esto quiere decir que no, que dar el pecho a un bebé “no es cosa de gitanas”, sino, sobretodo, de las madres que con información al respecto, deciden amamantar a sus hijos. Las mamás con menos información suelen acabar dando el biberón por falta de confianza o porque algún pediatra o profesional con pocos conocimientos y con muy poca educación suelta maravillas del tipo “dar el pecho es cosa de gitanas”.

“No se alimenta bien, dale biberón”

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Esta frase iría bastante relacionada con la primero del “no debes tener leche”. En este caso no se habla específicamente del hecho de tener o no leche, sino abarcando más posibilidades, del hecho de que el bebé, por la razón que sea, no se está alimentando bien.

Como he comentado en el otro punto, antes de dar un biberón con leche artificial, que suele suponer el principio del fin de la lactancia materna, deben tratar de solucionarse los posibles problemas, si es que los hay, que estén originando un déficit en la ganancia de peso.

Quizás las expectativas son poco reales (hay pediatras que no acaban de saber cómo interpretar las gráficas de crecimiento), quizás el bebé no está mamando bien y no está extrayendo bien la leche, quizás alguien puso horarios a la lactancia,...

Introducción de alimentación complementaria precoz (antes de los seis meses)

Esto no es una crítica en sí, sino un error, por recomendar algo que no es lo mejor para un bebé. Hace ya unos diez años que la OMS declaró que la pauta de alimentación idónea para un bebé es: leche materna en exclusiva durante los primeros seis meses, leche materna como primer alimento, pero complementado con otros alimentos, hasta los 12 meses y mantener la leche materna al menos hasta el segundo año, siendo la comida la principal fuente de energía.

En el momento en que alguien recomienda empezar a ofrecer comida antes de los seis meses se está saltando dicha recomendación y está haciendo que un bebé que podría estar tomando leche materna, alimento más nutritivo que cualquier otro que se le pueda ofrecer a un bebé, deje de tomarla para comer otras cosas que todavía no necesita.

“Si pide antes de que le toque, dale agua / dale agua con sacarina”

Otro error con respecto a la lactancia que se origina de una lamentable falta de información / formación por parte del pediatra es el de no permitir que el amamantamiento sea a demanda. El mero hecho de decir “antes de que le toque” demuestra que hay un horario establecido en el que se come cuando toca, pero no se come cuando no toca. Como si los bebés fueran relojes de precisión que fueran a fallar en caso de recibir alimento antes de lo que el pediatra dictamina. Dicho de otro modo, es como si los pediatras supieran qué hambre tienen los niños y cuándo la tienen.

Si además de no permitir a un bebé alimentarse a demanda de leche materna, se recomienda dar agua o agua con sacarina, bebida con contenido nutricional nulo, corremos el riesgo de llenar el estómago de nada (bueno, sí, de agua, pero ya digo que no alimenta) y conseguir que luego el bebé no quiera tomar el alimento que tanto necesita para crecer y vivir. Es decir, corremos el riesgo de desnutrirle (es como si nosotros nos saltáramos la comida todos los días porque nos hemos hinchado a agua y encima de para vivir, comiéramos para crecer).

“Cuando le salgan los dientes, desteta”

La misma frase cae por su propio peso. Es tan absurda que no hace falta comentarla demasiado. Los dientes no son ningún impedimento para seguir mamando ni para seguir dando el pecho. Si el pediatra ya sabe esto y la frase se origina desde la preocupación por los pechos de la mujer, pues “gracias por el consejo y sobretodo gracias por preocuparse, pero ya destetaré cuando a mí me parezca”.

Quítale la teta o será demasiado dependiente

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Esto se lo dijo un pediatra a una mamá que amamantaba a su bebé de siete meses. Lo cierto es que es muy habitual asociar cualquier comportamiento de apego (la teta, los brazos, el cariño, el contacto,...), con la dependencia de los bebés y la realidad es que no hay estudio que demuestre tal pensamiento. Es más, hace ya unos cuantos años que se está demostrando que los bebés y los niños necesitan ser dependientes de pequeños para aprender, por sí mismos, a ser independientes.

Ser independiente y autónomo es una característica de las personas que aparece de la autoconfianza y de la seguridad en uno mismo. Cuando se permite a los bebés y los niños convivir con sus padres y se respetan sus tiempos de aprendizaje son capaces de coger ellos mismos su propia autonomía sin miedo a equivocarse, ya que papá o mamá estarán ahí si hace falta. No es necesario forzar ritmos ni separaciones para que se espabilen, porque si sienten carencias y se sienten inseguros en su forzada “soledad”, esa que en teoría les hace aprender a ser independientes (como si se fueran a vivir solos a los 7 años), pueden acabar siendo aún más temerosos, menos atrevidos (para no errar) y al final más independientes (“como me has dejado solo aprendiendo, prefiero no arriesgar por si acaso”).

Todo esto para decir que dar el pecho es dar alimento y es dar un abrazo, consuelo y cariño cuando hace falta. Hasta ahora ni la leche materna, ni los abrazos ni el consuelo ni el cariño han creado a niños que no sean capaces, con cinco años, de separarse de sus madres.

“No le des más de 5 o 10 minutos, luego sólo traga aire”

En el cuerpo de una mujer hay muchas, pero muchas cosas. En la mama de una mujer también hay muchas cosas. Lo que seguro que no hay es aire. Cuando un bebé se agarra al pecho, no lo coge como cogería una tetina o como una mano agarra una pelota. El bebé succiona el pecho, lo atrae hacia sí y lo mantiene dentro de la boca generando vacío (por eso dicen que si tienes que retirarle el pecho de la boca, metas el dedo por la boquita para evitar el efecto ventosa). Esto quiere decir que sella sus labios con el pecho de la madre evitando que entre aire. Si en el pecho de la madre no hay aire y el bebé no lo puede coger del exterior, ¿de dónde demonios va a sacar el aire?

La lactancia debe ser a demanda y es el bebé, siempre, el que decide cuándo parar y cuándo seguir mamando, hayan pasado 5-10 o los minutos que hagan falta.

“Dale el pecho durante 10 minutos cada 3 horas”

Similar al punto anterior. Ni 10 minutos, ni 3 horas. Un bebé alimentado con este ritmo corre el riesgo de quedarse con bastante hambre y de llorar unas cuantas horas al día pidiendo comida.

Según la velocidad con la que mame un bebé, a los diez minutos puede ser el momento en que la leche empieza a ser más grasa aportando más calorías al bebé. Si en ese momento se detiene la toma, el niño se quedará mal alimentado y tendrá hambre, seguramente, mucho antes de las tres horas (de hecho, aún cuando se le diera una toma completa de leche materna, es muy probable que antes de las tres horas pidiera de nuevo, ya que la leche materna se digiere en unos 60-90 minutos).

“La teta es a demanda los primeros 10 días, luego cada 4 horas”

Claro, el día número diez se le puede dejar mamar cada media hora si quiere, pero la naturaleza ha previsto que la noche en que el bebé cumple 11 días su estómago se haga tan increíblemente grande que pueda albergar leche materna como para pasar cuatro horas sin pedir, a la vez que la madre triplica su producción de leche para dar al bebé la leche de todo un día, que en el décimo día conseguía en unas 12-15 tomas, en tan sólo 6 tomas.

Evidentemente este párrafo está escrito con sarcasmo. Lo extraño es que un pediatra sea capaz de creerse semejante tontería.

“El niño es muy mayor, ya no le alimenta”

Dicho por un pediatra a una mamá con un bebé de ocho meses. Según él, con ocho meses un niño es ya muy mayor para tomar leche materna porque ya no le alimenta. Como ya he dicho y todas sabéis, amamantar a un hijo es un acto que tiene mucho de alimento, pero mucho de otras cosas.

Yo no seré nunca capaz de entender qué puede sentir una madre dando el pecho porque nunca podré hacerlo, pero el hecho de que tu hijo crezca y viva gracias al alimento que tú creas para él me parece algo realmente fascinante. Ver cómo pide el pecho cuando algo le preocupa, cuando está nervioso, cuando se ha hecho daño, cuando quiere estar con mami, cuando… debe ser mágico.

Por eso, aún cuando este pediatra tuviera razón y la leche materna a los ocho meses ya no alimentara, seguro que miles de madres seguirían dando el pecho (absurdas e inconscientes ellas) a sus hijos. Lo curioso es que no tiene razón, que la leche materna sigue alimentando tanto como el primer día, que ha cambiado en composición para adaptarse a la edad y el tamaño del niño y que sigue aportando defensas a un bebé que hasta los 3-6 años no tendrá su sistema inmunitario totalmente maduro.

Si además tenemos en cuenta que tanto la OMS como la AEP hablan de los dos años como la meta a conseguir, ¿cómo puede un pediatra decir que un bebé de ocho meses es muy mayor para tomar el pecho?

“Lo que tienes es aguachirri”

Ésta se la dijo un pediatra a una mamá con un bebé de siete meses. Siguiendo con el punto anterior, hay muchos pediatras que creen que a partir de los seis meses los niños tienen que empezar a comer porque la leche materna se transforma en agua. Algunos son más específicos y “amables” y se atreven a llamar a la leche aguada “aguachirri”.

Lo cierto es que, como he dicho, ni la leche se convierte en agua, ni la alimentación complementaria se da por ese motivo, sino para ofrecer algunos nutrientes a los bebés que, creciendo, empiezan a necesitarlos, de igual modo que los necesitan los que toman leche artificial.

Y si se convirtiera en aguachirri, pues a seguir ofreciendo el pecho, que como a los seis meses se les empieza a ofrecer agua, mejor de la teta que de la botella.

En un par de días continuaré con las críticas o con los errores de los pediatras que visitaron a las mamás que respondieron a la encuesta, ya que hay otras que creo que son dignas de mención.

Fotos | Flickr – moppet65535, Daquella manera, c r z
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