Todo para Bebe: "Cómo entrenar a tu dragón" en 3D: la hemos visto

domingo, 4 de abril de 2010 |

Todo para Bebe: "Cómo entrenar a tu dragón" en 3D: la hemos visto


"Cómo entrenar a tu dragón" en 3D: la hemos visto

Posted: 04 Apr 2010 09:00 PM PDT

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Aprovechando que estos días hemos tenido las fiestas de Semana Santa nos hemos escapado, Jon y yo, a ver la película de animación más de moda ahora mismo: Cómo entrenar a tu dragón, en 3D.

La película se estrenó el pasado 26 de marzo y los resultados en taquilla parecen ser peores de lo esperado (teniendo en cuenta que lleva tan solo una semana en cartelera), sin embargo nuestra impresión es que es una película muy correcta, entretenida y recomendable para pasar un buen rato con los niños y disfrutando del espectáculo visual que supone ver una película en tres dimensiones.

Para que os hagáis una idea de lo que se puede esperar de ésta película, os hablaré de ella desde el punto de vista de los papás, desde el punto de vista de los niños y valorando el plus tecnológico que supone verla con gafas polarizadas.

Para los papás y mamás

Aunque os contara la película detalle a detalle no os desvelaría gran cosa porque, básicamente, ya la habéis visto. Bueno, no, realmente no la habéis visto (algunos), lo que quiero decir es que la historia está repetida, como muchas de las películas infantiles, de hecho.

El protagonista es Hipo, un muchacho que no acaba de encajar en el mundo en el que vive, un poblado de vikingos, porque es delgado, desgarbado y algo torpe, pero que quiere demostrar que es capaz de ser un vikingo más y no sólo uno más, sino el mejor, para que su padre, valiente y tenaz donde los haya, y todos los que le critican y se burlan de él, se den cuenta de que realmente sí es quien no parece ser.

Vamos, que os he descrito en un momento al típico protagonista de cientos de películas que consigue que el espectador se identifique en cierto modo con él (¿o acaso todos somos perfectos?), mostrando, a medida que avanza la película, que es capaz de ser querido por el resto por ser como es y no por ser uno más.

Salvando este hecho, el guión cumple las expectativas y lo que la hace recomendable es que está muy bien contada y te mantiene, durante los 98 minutos que dura, atento por ver qué viene a continuación.

No es una película con la que os vayáis a reír, porque no contiene los típicos gags a lo Shrek (personalmente lo prefiero, porque pocos niños los entendían), pero sí ofrece una bonita historia en la que dos especies diferentes, vikingos y dragones, acaban por darse cuenta de que, por muy malo que parezca el otro, no tiene por qué serlo.

Sobre el precio, por si os lo estáis preguntando, decir que el 3D ha aumentado el coste de las entradas. Nosotros nos gastamos en total 26,10 € (2 entradas por 9,50 € porque no teníamos gafas, una de palomitas grandes y un refresco grande, que compartimos, por 7,10 €). Vamos, que si vais toda la familia, pongamos papá, mamá y dos hijos, os dejáis tranquilamente 50 eurazos en un momento.

Para los pequeños

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La película está recomendada para todos los públicos, aunque la edad a la que yo recomendaría verla sería a partir de los cuatro o cinco años, depende del niño. Mi hijo tiene cuatro y en algún pasaje de la película parecía un poco cansado (también le pasó cuando vio “Up”), pero al final volvió a prestar la máxima atención (normal, ya que el final es bastante espectacular).

La película es bonita, ofrece un mensaje enriquecedor, un poco al estilo de “El patito feo”, que viene a decir que no hace falta ser igual que los demás, ya que siendo tú mismo puedes hacer también grandes cosas, aunque como el mensaje no suele ser el motivo de ver o no una película (se entiende que una película infantil no tendrá un mensaje negativo para los niños), sólo queda responder a la cuestión más importante, si entretiene.

¿Entretiene? Sí, mucho. Pude ver a varios niños detrás de sus grandes gafas grises mirando la película embobados, atentos a cada palabra y a cada suceso y emocionados cada vez que algo importante pasaba. Al final de la película muchos aplaudieron (confieso, yo también), y eso suele ser indicativo de que han disfrutado.

¿Vale la pena verla en 3D?

Cómo entrenar a tu dragón“ ha supuesto, tanto para Jon como para mí, nuestro bautismo en el mundo de las tres dimensiones. Al principio es un poco raro, parece como si no fueras capaz de enfocar correctamente las imágenes (quizás sea una sensación subjetiva), pero poco a poco te acostumbras y empiezas a disfrutar del espectáculo visual.

Es genial poder ver una película observando la distancia de los personajes y los objetos y es genial ver como se acercan tanto que casi puedes tocarlos.

Vale la pena ver esta película en 3D, sin duda, porque ha sido concebida para ello. Es cierto que cuando te pones las gafas se pierde algo de brillo y color, sin embargo las imágenes cobran vida y, enseguida te das cuenta de que la película se ha ideado con la idea de ser vista con las gafas polarizadas.

Objetos que se acercan a la pantalla, personajes que te hablan, vuelos en dragón casi en primera persona y otras imágenes impresionantes de ver se suceden durante todo el metraje y perderían bastante gracia si viéramos la película en las dos dimensiones habituales.

Conclusión

Película entretenida y recomendable porque, pese a contar una historia previsible para los papás, sorprende y agrada a los más pequeños y divierte a los mayores por lo bien contada que está. Si se puede ver en 3D mejor, aunque, para los que no vivimos montados en el dólar, es un espectáculo que se paga a precio de oro.

Más información | Cómo entrenar a tu dragón
Vídeo | Cine365
En Blog de cine | ‘Cómo entrenar a tu dragón’: vistosa y divertida aventura vikinga en 3-D
En Peques y más | Cómo entrenar a tu dragón en 3D es una película llena de alicientes

La cesárea "natural": una técnica centrada en la mujer

Posted: 04 Apr 2010 03:00 AM PDT

CesareaNatural

“La cesárea Natural: Una técnica centrada en la mujer” es un trabajo se describe un enfoque “natural” de la cesárea que imita el escenario del parto vaginal permitiendo a los padres a ver el nacimiento de su hijo siendo parte activa y protagonista del mismo. Es decir, un nacimiento suave y menos traumático para el bebé y los padres.

Ya os hablamos hace un tiempo de esta cesárea que imita el parto natural, cuando saltó a los medios la noticia de este método llevado a cabo por el médico australiano Nicholas M. Fick.

Como sabemos, en la mayoría de los casos el parto por cesárea sigue estando sujeto a los protocolos de cirugía y de reanimación que retrasan el contacto del bebé con los padres y contribuye a disminuir la satisfacción materna y el éxito de la lactancia materna.

Este método de cesárea “natural” permite la auto-reanimación fisiológica del bebé, esperando a las contracciones uterinas y dándole tiempo para nacer y antes de cortar el cordón, de modo que el bebé inicia la respiración sin traumas.

Además así se ofrece la posibilidad de que el bebé pueda ser puesto en contacto precoz piel con piel para favorecer el vínculo.

Gracias a El parto es nuestro podemos leer el trabajo completo, en castellano, que presenta el método de la cesárea “natural”. Aunque cueste hablar de natural cuando se realiza una incisión para que el bebé nazca por un lugar por el que no está preparado, por eso tal vez sea mejor hablar de una cesárea menos traumática o más respetada.

¿Qué respuestas encontramos en este documento?

  • Para qué casos estaría indicada una cesárea de este tipo:
Se describe una técnica para las cesáreas electivas sin complicaciones en mujeres sanas con embarazo sin riesgo a término de un único feto. Se puede adaptar para casos de cesárea de emergencia pero no urgente, pero no es adecuado para prematuros o presentaciones de nalgas.
  • Cómo se prepara a los padres para la intervención, tanto la preparación informativa como la médica.
  • Técnica del nacimiento y puesta en contacto precoz bebé-madre.
  • Dificultades para la puesta en práctica y extensión de la técnica. Aquí hallamos que tal vez, el mayor obstáculo sea la reticencia por parte del personal médico para cambiar los roles y renunciar a los protocolos de rutina.
  • Como material suplementario se adjuntan las experiencias de alunos padres que han pasado por esta cesárea “natural” y un apartado de “Comentarios del editor”. Aquí leemos algo importante, y es que que no se presentan datos sobre el resultado o la seguridad de la técnica que justifiquen su utilización generalizada.

Eso mismo señalan los autores del trabajo, al tiempo que demandan más estudios y ensayos clínicos para comprobar que el método se puede extender.

En cualquier caso, que hablemos de esta técnica ya es una buena señal, pues las controversias o debates generados por técnicas innovadoras hacen plantearse la idoneidad de las antiguas. Y cuestionarse lo que se hace por sistema y perjudica a las personas implicadas siempre es bueno.

Parece claro que una cesárea “natural” no puede imitar las ventajas de un parto vaginal, de modo que no es una alternativa en los casos en que el vaginal es posible. Pero conozco a más de una mamá que le hubiera gustado pasar una cesárea distinta a como sobrevino la suya, sobre todo de las programadas: pareja a su lado, contacto con el bebé...

Si queréis saber más sobre este método de la cesárea natural, menos traumática, como una técnica centrada en la mujer, os recomiendo echar un vistazo al trabajo completo del que os hemos traído los puntos más importantes y nuestras reflexiones.

Vía | El parto es nuestro
Más información | La cesárea natural
En Bebés y más | El parto científico humanizado, una opción más natural , Que no os separen, campaña para promover el contacto entre el recién nacido y su madre, La importancia del contacto precoz

El primer día que Jon se quedó con sus abuelos‏

Posted: 03 Apr 2010 09:00 PM PDT

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Cuando una pareja tiene un bebé es habitual, y es de agradecer, que la familia se ofrezca a echar una mano. Los abuelos suelen ser, normalmente, los que ofrecen una ayuda más práctica al principio (echar una mano en casa, hacer la comida,...) y son también los que dan su disponibilidad para cuidar del bebé en el momento en que mamá y papá estén trabajando ambos.

Hay ocasiones en que uno de los padres, habitualmente la mamá, deja de trabajar o solicita una excedencia para poder cuidar del bebé en sus primeros años y, aunque la teoría muchos la sabemos (donde mejor está un niño pequeño es con sus padres), a la práctica es muy habitual escuchar discursos contrarios a esta solución.

Nosotros (mi mujer y yo), por haber tomado la decisión de prescindir de un sueldo, hemos recibido también mensajes que cuestionaban nuestra decisión. Algunos han ido cargados de respeto, otros han sido algo más frontales y directos y otros han parecido casi culpabilizadores.

Ahora ha pasado el tiempo y tengo que esforzarme un poco en recordarlos. Las personas que hablaban de ello ya no lo hacen porque Jon ya va al colegio, porque probablemente ni recuerden dichas conversaciones y porque el tiempo nos ha acabado dando la razón.

Algunas de las críticas que hemos recibido

Las críticas, como sabéis, pueden ser de dos tipos: constructivas y destructivas. Cuando una persona recibe una crítica constructiva y está argumentada desde el respeto (“yo pienso de otra manera, pero respeto tu decisión de hacerlo así”), puede ser enriquecedor escucharlas, pese a que a veces no nos guste el mensaje.

Cuando la crítica es constructiva, pero se pierden las formas y el respeto, la comunicación no verbal hace que la crítica se convierta en destructiva y genera confrontación (y aún más si te están diciendo cómo educar a tu hijo).

Si la crítica es destructiva y además culpabilizante, apaga y vámonos.

Con esto quiero decir que no todas las críticas u opiniones que recibimos como padres son negativas. Algunas nos han ayudado a madurar en nuestra labor ya que nadie nace enseñado y, cuando un hijo nace, nace también el padre, que empieza de cero.

El problema es que en España (no conozco la manera de hablar de otros países), somos muy dados a “perder las formas” y, por la razón que sea, es habitual que gente a la que no debería importarle cómo educas a tus hijos, te regale alguna perla diciéndote lo que cree que haces mal y lo que deberías cambiar para hacerlo bien, sí o sí.

Recopilando algunas de las perlas que hemos recibido:

  • “¿Dormir con los hijos? No, no, los niños tienen que dormir en su cama”.
  • “¿Tiene dos años y aún no va al colegio? Perdona que te lo diga, pero a este niño le estáis haciendo un mal enorme”.
  • “¿Y nunca se ha quedado con los abuelos? No es que quiera meterme, pero ¿no crees que eso puede ser un problema? El día que tenga que quedarse con ellos lo pasará fatal”.
  • “Con dos años ya necesitan socializar, estar con otros niños. No es buena idea que esté con vosotros en casa”.

Un diálogo:

-¿Hoy no tienes cole? (dirigiéndose al niño).
-No, hasta el año que viene no le toca. Es que nació en Enero.
-Ay, ¡pues qué pena! Y por un mes, ¿no podrían haberte hecho el favor y cogerlo este año?
-¿?

El sentir general

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Como veis el sentir general es que los hijos tienen que ir a la guardería antes de ir al colegio porque necesitan socializar con otros niños y que de vez en cuando tienen que separarse de sus padres (ya sea para estar con los abuelos, ya sea con otros cuidadores), para que se vayan acostumbrando por si un día es necesario separarse.

Al menos este podría ser el resumen rápido de los “inputs” que hemos ido recibiendo mi mujer y yo durante los 3-4 primeros años de vida de nuestro primer hijo (ahora con el segundo supongo que ya nos dan por perdidos).

¿Hace falta ser tan tajante?

Una de las cosas que más me han sorprendido en mi andanza como padre es lo tajante que puede llegar a ser la gente cuando te da su opinión (se la hayas pedido o no).

El día que alguien me dijo: “No, no, los niños tienen que dormir en su cama”, con gestos que ayudaban a enfatizar la frase y con cara de “y estás loco si lo haces al revés”, me di cuenta de que yo era extremadamente cauto cuando ofrecía mi opinión y que solía recibir a menudo, no opiniones, sino verdades absolutas inamovibles.

Imagino que es normal, ya que el que explica la verdad absoluta sólo conoce esa verdad (luego rechaza las otras opciones) y el que ha elegido las otras opciones rechaza, pero conoce y por lo tanto entiende, el camino aceptado por la sociedad como bueno porque “es lo que hay que hacer” y respeta a las personas que siguen ese camino.

El día que Jon se quedó con sus abuelos

Tras casi tres años de compartir hora tras hora (excepto una sola noche en la que se separó de su madre 3 horas y estuvo conmigo por una cena de empresa) con su madre, Jon pasó un día y una noche entera con los “avis” (abuelos en catalán).

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No había otra, tuvimos que estar 24 horas ingresados porque con 34 semanas de embarazo Aran quería salir.

Fueron varias las llamadas que hicimos preguntando por Jon y la respuesta era siempre la misma: “Tranquilos, que está bien. Está jugando con el ‘avi’”.

Llegó la noche y los temores volvieron a nuestras mentes: ¿podrá dormir sin nosotros?, ¿nos llamará?, ¿se despertará mucho?

Al día siguiente llamamos y de nuevo la respuesta fue tremendamente tranquilizadora: “Ha dormido bien, en nuestra cama con nosotros. Sí que se ha despertado por la noche una vez, ha mirado alrededor diciendo ‘¡avi!’ y cuando lo ha visto ha puesto la cabeza en la barriga del ‘avi’, ha cerrado los ojos, y se ha vuelto a dormir”.

Ese día nos sentimos orgullosos de nuestro hijo y nos sentimos orgullosos de nuestro papel de padres. No es que nos pusiéramos medallitas pensando que nuestro hijo actuaba así gracias a nosotros, ya que siempre cabe la posibilidad de que sea igual educándolo de otra manera.

El orgullo no procedía de lo que habíamos hecho, sino de lo que no habíamos hecho. No le dejamos con los abuelos unas horas para que se acostumbrara poco a poco a estar sin nosotros (y sobretodo sin su madre) por si llegaba el día en que había que separarse, no le llevamos a la guardería para que socializara con otros niños y ya os expliqué en su día que la entrada en el colegio no podía haber ido mejor.

Conclusión

Los niños maduran y se hacen autónomos aunque nosotros no lo queramos. No es necesario acostumbrar a hacer algo a un niño si tarde o temprano lo tendrá que hacer.

No tiene ningún sentido empezar a dejar con los abuelos a un bebé de meses o con algo más de un año (o con dos o tres años) para que se vaya acostumbrando por si acaso un día hay que separarse de él.

No tiene ningún sentido porque no hay ninguna lógica en sugerir a alguien la necesidad de provocar una separación a un bebé que puede llorar o pasarlo mal, con el fin de que el día que sea necesaria una separación esté a gusto. Es adelantar el sufrimiento, es algo así como decir que es mejor que llore hoy por si acaso mañana toca hacerlo de verdad y llora.

Si un día hay que dejar a un niño con los abuelos o con quien sea, porque no hay otra, pues se le deja y que pase lo que tenga que pasar. Si lo pasa mal, al menos le habremos ahorrado llantos cuando era más pequeño para acostumbrarle a este hipotético instante. Si lo vive bien, también le habremos ahorrado dichos llantos. ¿Por qué forzar entonces las situaciones? Pues a saber. Supongo que sigue imperando la creencia de que los niños, para ser personas de provecho, tienen que vivir algunas situaciones límite en su infancia que les haga acostumbrarse (sin pensar que cuanto más tarde vengan dichas situaciones, más herramientas cognitivas tendrán los niños para solucionarlas o sobrellevarlas).

Fotos | Armando Bastida, Flickr – D.A.K.Photography, fotographix.ca
En Bebés y más | ¿Hay que ir a la guardería para prepararse para el colegio?, El Manual de Instrucciones de Jon (Primera parte), El Manual de Instrucciones de Jon (Segunda parte)

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